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Uma parte de medicamentos para crianças com leucemia custam 915 salários mínimos na Venezuela. Como uma enfermidade consegue se converter em uma sentença de morte na Venezuela?


Abaixo, leia o relato enviado pelo escritor e jornalista venezuelano 
Carlos Javier. (do direita na foto)

"I.-

Hace un par de meses visité el Hospital Universitario de Caracas. Es un depósito de personas. Sin embargo, no escribí al respecto porque no tuve oportunidad de interactuar con la gente, de saber historias, de sensibilizarme tanto como para lograr sensibilizar a otros.

No puedo negar que pese a ser de corazón blando (un llorón a tiempo completo), hay tragedias que se han vuelto cotidianas en medio de la miseria nacional. Será un grave error si los problemas, transitorios como en toda crisis, nos hacen endurecernos más de la cuenta.

Es por eso que me empeñé en buscar una nueva historia, significativa, capaz de representar a la mayor cantidad de personas en similar situación, y lo hice en una clínica para simbolizar que la crisis no distingue ningún tipo de caracterización social. 

II.- 

Es así como di con María Valentina Ortuño (11), Michel Andrade (4), y Uziel Matos (2), quienes en vez de converger en la escuela o en un parque de juegos, lo hacen en la sala de oncología de una clínica caraqueña donde se tratan la leucemia linfoblastica aguda que padecen. 

Esta patología tiene una probabilidad de curación del 80% con un tratamiento adecuado de mínimo 3 meses con medicamentos de alto impacto, cuya calidad debe ser óptima. En un país “normal”, como define la doctora tratante, esto no sería un problema. Sin embargo, la Asparaginasa, ampollas de fabricación alemana para la quimioterapia, no se importan desde hace más de un año, lo que obliga a familiares depender de donaciones para traerlas desde Colombia. 

Cada ampolla cuesta 153 dólares y el tratamiento completo son 30 semanas con 3 imposiciones cada 7 días, es decir 90 ampolletas. Esto se traduce en un costo de 13mil 770 dólares que deben costear a precios del mercado negro. Se necesitan 915 salarios mínimos para salvar la vida de cada uno de estos niños (76 años de trabajo). 

Otras medicinas alternas, como el Onicit que es para detener las náuseas consecuentes la quimio, son entregadas por el Seguro Social. “Tenemos una cuota mensual que no es suficiente. Nos dan dos dosis mensuales y uno no sabe cuánto necesitará la niña”, explicó Yelis Pacheco, madre de Michel, quien se trasladó de La Victoria, estado Aragua, porque asegura que en el interior del país es aún más difícil librar esta batalla. 

III.- 

La hematóloga encargada de tratar a estos tres infantes, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, asegura que la quimioterapia importada por el Estado venezolano “es de calidad cuestionable”, por lo que “posiblemente” sea causante de algunos fallecimientos. 

“Estos medicamentos traídos de la India, China y algunas países suramericanos no podemos calificarlos como malos, pero no son estudiados a los niveles óptimos farmacológicos y ese es un riesgo que no se debe correr”, dijo. 

La galeno resolvió ante este tipo de problemas dejar el país. Aunque no quiere dejar desvalidos a sus pacientes, tampoco es demasiado lo que puede hacer por ellos sin el equipo y los insumos necesarios. “¿Cómo trabajamos para salvar vidas y brindar una buena atención?”, cuestionó. 

IV.- 

Pese a estar en una clínica, ninguna de las familias tienen recursos para mantenerse allí por mucho tiempo. Una vez los seguros se consuman, deberán irse a nosocomios públicos, donde el ahorro en cama y nutrición se solapan en la calamidad de la mala infraestructura, el hacinamiento, entre otras dificultades. 

Es por ello que a través de las redes sociales reciben donativos, sobre todo de compatriotas fuera del país. Además, se valen de páginas como GoFundMe, donde se puede aportar en moneda estadounidense desde cualquier parte del mundo".